O faro de Cabo Home
Subir ata Cabo Home pode ser unha das experiencias máis asombrosas para poder gozar da riqueza da paisaxe da ría de Vigo. Alí encóntrase o famoso faro, alto e vixiante coma se fora un maxestuoso halcón. Nos días de verán pódese ver un claro e intenso mar azul como o do Caribe. Ao caer a tarde, cando o sol empeza a ocultarse tras o horizonte o ceo tórnase de lindas e cálidas cores vermellas e laranxas que cubren toda a ría como se foran as luces destellantes do faro.
martes, 24 de abril de 2012
viernes, 20 de abril de 2012
Siglo de oro.
La pintura en
la edad de oro.
En las artes plásticas destaca la
pintura; a la primera fase corresponden los dos Berruguetes, el
pintor Pedro
y el escultor Alonso,
Pedro Machuca,
Luis de
Morales «el Divino», los leonardescos Juan
de Juanes y Fernando
Yáñez de la Almedina; a la segunda Vicente
Macip, Juan
Fernández de Navarrete, «el Mudo», Alonso
Sánchez Coello, los dos Herreras (el Viejo
y el Mozo),
así como El Greco,
principal exponente del Manierismo
pictórico en Castilla.
Ilustración 1: As
meninas de Velazquez
Hay que citar también a Juan Bautista Maíno, pintor de alegorías políticas, Claudio Coello, Juan Carreño de Miranda, Vicente Carducho, el retratista Juan Pantoja de la Cruz; Luis Tristán, uno de los escasos discípulos de El Greco, que añade al estilo del maestro elementos naturalistas; Juan Bautista Martínez del Mazo, Pedro Orrente, Bartolomé González y Serrano, el cartujo Juan Sánchez Cotán, famoso por sus místicos bodegones, Eugenio Cajés, Antonio Pereda, autor de El sueño del caballero; Mateo Cerezo, el paisajista Francisco Collantes, Juan Antonio Frías y Escalante, José Antolínez y otros muchos.
Siglo de oro.
La literatura
en la edad de oro.
España produjo en su edad clásica
algunas estéticas
y géneros
literarios característicos que fueron muy influyentes en el
desarrollo ulterior de la Literatura
Universal.
Entre las estéticas,
fue fundamental el desarrollo de una realista
y popularizante tal como se había venido fraguando durante toda la
Edad Media
peninsular como contrapartida crítica al excesivo, caballeresco y
nobilizante idealismo
del Renacimiento:
se crean géneros tan naturalistas como el celestinesco (Tragicomedia
de Calisto y Melibea de Fernando
de Rojas, Segunda Celestina
de Feliciano
de Silva, etc.), la
novela picaresca (Lazarillo de Tormes
anónimo,
(El buscón
Quevedo) Guzmán
de Alfarache, de Mateo
Alemán, Estebanillo González),
o la proteica novela
polifónica moderna (Don Quijote de la
Mancha), que Cervantes definió como
«escritura desatada».A esta vulgarización literaria corresponde una subsecuente vulgarización de los saberes humanísticos mediante los populares géneros de las misceláneas o silvas de varia lección, leidísimas y traducidísimas en toda Europa, y cuyos autores más importantes son Pero Mexía, Luis Zapata, Antonio de Torquemada, etcétera.
A esta tendencia anticlásica corresponde también la fórmula de la comedia nueva creada por Lope de Vega y divulgada a través de su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609): una explosión inigualable de creatividad dramática acompañó a Lope de Vega y sus discípulos, que quebrantaron como él las unidades aristotélicas de acción, tiempo y lugar: todos los autores dramáticos de Europa acudieron luego al teatro clásico español del Siglo de Oro en busca de argumentos y como una rica almoneda y cantera de temas y estructuras modernas cuyo pulimento les ofrecerá obras de carácter clásico.
Muchos de estos temas provenían de la rica tradición medieval pluricultural, árabe y hebrea, del Romancero y de la impronta italianizante de la cultura española, a causa de la presencia política del reino español en la península itálica durante largos siglos. Por otra parte, géneros dramáticos como el entremés y la novela cortesana introdujeron también la estética realista en los corrales de comedias, y aun la comedia de capa y espada tenía su representante popular en la figura del gracioso.
A esta corriente de realismo popularizador sucedió una reacción religiosa, nobiliaria y cortesana de signo Barroco que también hizo notables aportaciones estéticas, correspondiendo a una época de crisis política, económica y social. Al lenguaje claro y popular del siglo XVI, el castellano vivo, creador y en perpetua ebullición de Bernal Díaz del Castillo y Santa Teresa («sin afectación alguna escribo como hablo, y solamente tengo cuidado en escoger las palabras que mejor indican lo que quiero decir», escribía Juan de Valdés, de lo que se hacía eco Garcilaso cuando decía «más a las veces son mejor oídos / el puro ingenio y lengua casi muda / testigos limpios de ánimo inocente / que la curiosidad del elocuente») sucederá, aun siendo cronológicamente más reciente, la lengua más oscura, enigmática y cortesana del Barroco. Resulta, pues, que la literatura del Renacimiento de hace cinco siglos es más legible que la lengua del Barroco de hace cuatro.
La lengua literaria del Barroco se enrarece con las estéticas del Conceptismo y del Culteranismo, cuyo fin era elevar lo noble sobre lo vulgar, intelectualizando el arte de la palabra; la literatura se transforma en una especie de escolástica, en un juego o un espectáculo y las producciones moralizantes y por extremo ingeniosas de un Francisco de Quevedo y un Baltasar Gracián distorsionan la lengua, aportándole más flexibilidad expresiva y una nueva cantera de vocablos (cultismos). El lúcido Calderón crea la fórmula del auto sacramental, que supone la vulgarización antipopular y esplendorosa de la Teología, en deliberada antítesis con el entremés, que, sin embargo, todavía sigue teniendo curso; pues estos autores todavía son deudores y admiradores de los autores del XVI, a los que imitan conscientemente, aunque para no repetirse refinan sus fórmulas y estilizan cortesanamente lo que otros ya crearon, de forma que se perfeccionan temas y fórmulas dramáticas ya usadas por otros autores anteriores.
A fines del siglo XVI se desarrolla notablemente la Mística (Juan de la Cruz, San Juan Bautista de la Concepción, San Juan de Ávila, Santa Teresa de Jesús) y la Ascética (fray Luis de León, fray Luis de Granada), para entrar en el siglo XVII en decadencia tras una última corriente innovadora, el Quietismo de Miguel de Molinos.
viernes, 13 de abril de 2012
Teatro.
The worriors en la isla secreta
ESCENA 1
Ismelguay_CEUS: Oh no nuestro barco a naufragado
Aitorg: Que aremos creo que en esta isla estan los aborígenes de dobi
Jordi93:(Grgrrgrrrr) nose pero tengo hambre
Diego939:Si yo tambien
Roik213:Cazare algo con mi arco
Ismaelguay_CEUS:Si buena idea Roik213 Prinz y yo cazaremos con nuestro arco Ccosme, Isi disi y Aandres aran un refugio y Jordi93 Diego939 y Aitorg recogeran alimentos ¿Todos diacuerdo?
En grupo:Diacuerdo gefe
ESCENA 2
(A la noche ruidos)
Aitorg:Oh no los aborigenes de dobi
Ismaelguay_CEUS:Rapido sacad vustras armas
(Cuando acaba la lucha )
Isi disi:Muere aborigen
Lightdobi:No me rindo
Lightdobi: os dare un barco pero porfavor iros de aqui y no le digais a nadie nuestra ecsistencia.
Ismaelguay_CEUS: ok
ESCENA 3
(Cuando estan fuera dela isla )
(fuuuuuuuuuuuuuuuuuu)
Isi disi: estamos salvados
En grupo: bieeeeeeeeeeeeeeeennnnnnnn.
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